En Los Ramos, Miguel…

En Los Ramos, Miguel, como del rayo,
también como del rayo se me ha ido
esa alma espléndida y grandiosa
con quien tanto quería: la madre mía.
Siento tu rabia y tu dolor cercanos
al oceánico abandono de mi vida
y aún no calibro la hondura de esta herida,
dilatada en los ecos más tempranos.
No reconozco al padre, a los hermanos,
todos parecen emprender la huida.
Por llamarlos familia soy suicida
Y mi llanto empaña la voz de los arcanos.
De pronto me quedé sin las raíces,
navegando en una alma apuñalada
que pena por los tiempos más felices:
cuando la risa de mamá volaba
sanando los errores y deslices
de todo el que en su abrazo confiaba.

Murcia, 24 de julio de 2010 ( Año del centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández)

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